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Adolescencia y nuevas tecnologías |
Cuando nuestros
hijos llegan a la adolescencia empiezan a surgir cambios en la relación con
los adultos, especialmente en la
familia, lo que nos lleva a pensar que algo está pasando, o que algo no
hemos hecho bien. Esta es una etapa importante, en la que nuestros hijos empiezan
a buscar su lugar en el mundo, lo que conlleva que la familia pase a ocupar un segundo lugar, siendo sus amigos
y sus aficiones los que toman protagonismo
en sus vidas.
El adolescente busca diferenciarse de lo que hasta ahora era su
punto de apoyo, necesita mostrar que
puede tomar sus propias decisiones, aunque estas sean simplemente lo contrario
de lo que le exigen en casa. Además se trata de una etapa de gran inestabilidad
emocional, pudiendo pasar del enfado e ira a la euforia en un segundo y por
circunstancias que podemos considerar intranscendentes.
Pero lo positivo
es que también es una gran etapa para enseñar y educar a nuestros hijos, ya que los valores
y conocimientos que adquieran ahora les guiarán durante toda su vida. En esta etapa la forma de educar y
relacionarnos con nuestros hijos debe ser diferente a lo que hemos estado haciendo
hasta ahora, debemos ser tolerantes en
las pequeñas cosas, como en su forma de vestir o de peinarse, para exigir en
las fundamentales, como respetar las normas de convivencia o con respecto al
tiempo que pasa delante de los videojuegos, el uso del móvil o la televisión.
Es importante mostrar interés por sus cosas, por ejemplo, preguntándole de que
trata el videojuego que tanto le gusta o las peculiaridades de las
distintas redes sociales.
La forma de fijar
normas y límites será a través del diálogo, Nuestro objetivo será llegar a acuerdos
que él mismo se comprometerá a cumplir, en el caso del uso de las tecnologías, podemos decidir con nuestro hijo cuánto tiempo puede dedicarles y buscar
juntos alternativas para el resto de su tiempo de ocio. Pero, ante todo, compartir
tiempo con él y con sus aficiones, meterse en su mundo buscando siempre el
diálogo y, si es necesaria la crítica, esta
será serena, desde el respeto y ante todo evitando la ironía o el sarcasmo. No
debemos olvidar que se sienten adultos y que los traten de niños es lo que más
rechazo les puede producir.
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