Hace poco vi la
película Lion, sobre la búsqueda de orígenes de una persona adoptada siendo
niño.
Esto coincidió con algunos casos muy cercanos a mí, que también han
buscado sus orígenes y la experiencia positiva que esto les ha supuesto.
A ello añado muchos artículos leídos sobre la necesidad de encontrar la “pieza del puzzle que
falta”, el sentimiento de plenitud al completar la narración de nuestras vidas,
etc.
Y entonces me sorprendo a mí misma percibiendo como una necesidad de toda persona adoptada la
búsqueda de sus orígenes.
Para ponerme en otro lugar, pronto aparecen frente a mí personas que no desean
pasar por esto, y que están percibiendo como lo que hasta ahora era un tabú, se
está convirtiendo en una obligación y que si no lo llevan a cabo se le piden
explicaciones, pero ¿no quieres saber?, de verdad ¿no te interesa? y se sorprenden a ellas mismas buscando justificaciones antes de que les digan que tienen miedo o que deberían superarlo y enfrentarse a su pasado si quieren estar bien.
Parece que nos
movemos por polos, pasamos de un lado al otro. Respetemos la libertad y
necesidad de cada uno, no encasillemos los sentimientos en teorías que no sólo
cambian con el tiempo, sino que cambian con cada uno de nosotros.
Algunos niños
adoptados quieren saber y otros no. Respetemos todas y cada una de las
posturas.